domingo, 19 de junio de 2011

Del tiempo y la ausencia



Papá:

Quiero que sepas que si pudiera volver el tiempo atrás...

Probablemente alargaría el mediodía de los sábados, ese espacio único que compartíamos, sandwich mediante, contándonos lo más importante de la semana.
Intentaría detener el tiempo para decirte que tenías razón, que debería haber aceptado la beca y haberme ido a París en lugar de casarme (y haber salido corriendo, como me ofreciste, diez minutos antes de entrar al Registro Civil, sin dar explicaciones a nadie más que a mi misma).
Seguramente elegiría colgarme de tu brazo y acompañarte una vez más a la cancha de Independiente, para gritar emocionada cada vez que la pelota se acercara al arco.
Y, sin ninguna duda, volvería al fatídico día, en el que a pesar de haber intuido tu futura ausencia, me bajé del auto y me fui, dejándote solo para enfrentar la muerte.

Pero tengo claro que no puedo volver el tiempo atrás...

No puedo volver a subirme a ese auto ni acompañarte a ese partido de tenis donde te moriste solo, sin nadie que sostuviera tu mano o te abrazara en la agonía.
Hoy, a pesar del tiempo y de tu ausencia, sigo pensando que debería haber estado ahí.
Y no estuve.
Me hago cargo.


Aunque no pase un solo día en el que no me arrepienta de haberme bajado de ese auto.
Ni un solo día.

Ni uno solo.



Virginia





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